La glucemia es el nivel de azúcar (glucosa) en la sangre. La glucosa es un tipo de azúcar que es utilizado como fuente de energía por el cuerpo. Los alimentos que consumimos, como los carbohidratos, se descomponen en glucosa durante la digestión y se liberan en el torrente sanguíneo.
El páncreas, una glándula en el abdomen, produce una hormona llamada insulina que ayuda a regular los niveles de glucosa en la sangre.
La insulina ayuda a que la glucosa entre en las células y se utilice como energía. Si los niveles de glucosa en la sangre son demasiado altos, el páncreas produce más insulina para ayudar a reducirlos. Si los niveles son demasiado bajos, el páncreas produce otra hormona llamada glucagón para aumentarlos.
Es importante mantener los niveles de glucemia dentro de un rango saludable para prevenir problemas de salud, como la diabetes. La diabetes es una enfermedad en la que el cuerpo no puede producir o utilizar adecuadamente la insulina, lo que resulta en niveles elevados de glucosa en la sangre. Si no se controla, la diabetes puede causar problemas de salud a largo plazo, como daño a los vasos sanguíneos, problemas de la piel, problemas de la vista y enfermedades del corazón y los riñones.
La glucemia puede tener un impacto significativo en la salud de la piel. Niveles elevados de azúcar en la sangre pueden provocar problemas de la piel, como:
Acantosis nigricans: esta afección se caracteriza por manchas oscuras y húmedas en la piel, especialmente en las axilas, el cuello y los pliegues de la piel.
Infecciones de la piel: los niveles elevados de azúcar en la sangre pueden debilitar el sistema inmunológico, lo que aumenta el riesgo de infecciones de la piel.
Daño en los vasos sanguíneos: la hiperglucemia a largo plazo puede dañar los pequeños vasos sanguíneos de la piel, lo que puede provocar problemas de curación y aumentar el riesgo de infecciones.
Daño en los nervios: la neuropatía diabética puede provocar dolor, entumecimiento y debilidad en los nervios de las extremidades, incluyendo los pies. Esto puede aumentar el riesgo de lesiones y ulceraciones de la piel.
Piel seca: la hiperglucemia puede provocar sequedad y descamación de la piel, lo que puede aumentar el riesgo de infecciones y lesiones.
Acné: se ha encontrado que los niveles elevados de glucemia pueden aumentar la producción de insulina y otras hormonas que pueden aumentar la producción de sebo, una sustancia grasa que puede obstruir los poros y causar brotes de acné.
Rosácea: la rosácea es una afección de la piel que se caracteriza por enrojecimiento y protuberancias en la piel del rostro. Se ha encontrado que la hiperglucemia a largo plazo puede dañar los vasos sanguíneos, lo que puede provocar enrojecimiento y otros síntomas de la rosácea.
Psoriasis: la psoriasis es una afección de la piel que se caracteriza por parches escamosos y rojos en la piel. Se ha encontrado que los niveles elevados de glucemia pueden aumentar la producción de insulina y otras hormonas que pueden aumentar la producción de sebo, una sustancia grasa que puede obstruir los poros y causar brotes de psoriasis.
Eczema: el eczema es una afección de la piel que se caracteriza por picazón y enrojecimiento de la piel. Se ha encontrado que la hiperglucemia a largo plazo puede dañar los vasos sanguíneos, lo que puede provocar enrojecimiento y otros síntomas del eczema.
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